El cuerpo como tutor
- Marta Serra
- Oct 6, 2019
- 3 min de lectura
La vida nos ofrece a lo largo de nuestro recorrido la possibilidad de crecer y autoabastecernos en cada momento, pasemos por donde pasemos. Aunque a veces nos pueda parecer que estamos en una mala época o que nos ha tocado el demonio y que la suerte solo es para otros, lo único posible es que estemos teniendo la posibilidad de cambiar nuestro punto de vista. Encerrados bajo un pozo, no podemos ver las posibilidades que nos acompañan constantemente. Y digo constantemente porque hay algo del que en esta vida no lograremos escaparnos hasta la muerte, y se trata de nuestro cuerpo.
¿Te has planteado porqué que lo tienes? És gracias a él que somos conscientes de nuestra existencia y a través de él que podemos hacer que esta existencia se perciba más allá de las sensaciones mundanas. Así bien, es una llave que nos permite contenernos dentro de una estructura física, donde todo lo demás sucede, ya sea a través de los sentidos, la intuición o la mente.

El cuerpo pasa a ser un maestro, un guia para nuestra alma y para nuestro crecimiento interno y externo. Cuando no nos sentimos bien, enfermamos, nos habla y nos comunica que hay algo que debe ser atendido. Quien haya tenido la oportunidad de percibirse a sí mismo fuera de su cuerpo, sabe el alivio que se siente, no hay densidad, no hay peso, no hay dolor, solo paz. Y pues, ¿cómo se consigue llegar ahi? Solo a través del cuerpo. Hay quien consume sustancias para sentirlo, hay quien lo consigue meditando, haciendo yoga, taichi, entrando en trance a través de la música o el baile... El cuerpo nos habita más que nosotros a él.
Reconocer esto nos permite reconciliarnos con nuestro propio cuerpo, no hay uno igual y siempre hay algún indicador que nos muestra lo que no nos gusta de nuestra figura, alguna herida, fractura, cicatriz, dolor... todos cargamos con un sinfín de "incapacidades" corporales que nos creemos y nos creamos. Ellas existen para indicarnos el camino, más allá de cómo trabaja la bioenergética sobre la relación de nuestros desordenes físicos con nuestros aspectos emocionales, nuestros desajustes físicos nos llevan a la conclusión de que es necesario un alineamiento. BKS Iyengar, desarrolló un método de yoga dónde el cuerpo es presentado como un campo de autoestudio al detalle, bajo la idea de la dualidad, tenemos un cuerpo dual que es necesario poner en orden, en el uno. El cuerpo visto como una estructura que nos sostiene, un tutor que nos instruye, si bien el tutor esta desorganizado, nuestra vida se verá influenciada por ello. Atender al detalle de nuestra postura, nuestra actitud ante la vida, donde colocamos nuestra fuerza, como ésta viaja por nuestro cuerpo, como balanceamos nuestro peso y como nos sostenemos con nuestro cuerpo. La búsqueda del equilibrio como base para desarrollarnos en la vida. No existe equilibrio interior sin un cuerpo que no se apoya en su centro, en sus dos piernas seguidas de sus pies en contacto presente con el suelo, con todos sus dedos y con un tonco que se eleva firme (ni duro ni tenso) hacia al cielo, sereno, activo, vivo y se expande a través de los brazos, manos y cabeza. ¿Porqué será que tenemos el cerebro en el tope de la cabeza y no en lo bajo del cuerpo? Pues para mantener la mente en alto, fuera de la presion contra el suelo, fuera de lo denso, de lo más físico, elevándose, para conseguir tener mejores y evolucionados pensamientos. Pero para que esto sea posible, TODO el cuerpo debe organizarse, la sangre debe irrigarse con facilidad por todo el organismo para llegar a podernos asentar sobre una estructura lo suficientemente equilibrada. Ésta es la mayor misión en la vida para mantener-nos sanos, fuertes y serenos. Reaprender a caminar erguidos, manteniéndonos firmes ante el decaimiento propio de un cuerpo finito, el mismo que tiene el poder de hacernos eternos.
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